Imagina tu dedo apoyado en mi hombro, deslizándose suavemente por la frontera del corpiño hasta el centro sudoroso y latiente entre mis pechos.
Piensa en mi boca. Recuerda el contacto del beso: la piel carnosa y mojada de los labios que se apoyan en tus ansias.
Siente tu mano posada en la piel lisa y tirante de mis caderas, recorriendo la línea gráfica de mi tatuaje.
Recuerda el calor de la proximidad de mi cuerpo.
Imagíname mirándote a los ojos. Sonriendo. Llorando. Gimiendo de placer.
Deséame a tu lado, encima y abajo tuyo.
Necesítame débil. Fuerte. Húmeda y complaciente. Testaruda y juguetona. Feliz y quejosa.
Imagíname tuya.